Las peleas de toros en Arequipa constituyen un aspecto
esencial de la personalidad folklórica de este pueblo amante del trabajo,
sensible a las manifestaciones artísticas y de rebelde espíritu ante las
injusticias. En el fondo se trata de una fiesta popular que altera la monotonía
de lo cotidiano y que además sirve para volcar refrenados sentimientos de
identificación con el coraje.
Durante la colonia y comienzos de la república el
arado por tracción de vacunos, se hizo indispensable para la labor agrícola en
toda la campiña de Arequipa, por tanto el arado era un instrumento muy
apreciado por el antiguo agricultor, no sólo por su valor económico sino porque
a través del trabajo diario, se estableció una relación (hombre-animal) muy
íntima, en el sentido de que los toros fueron “humanizados” otorgándoles un
nombre y una “personalidad”, el animal respondía a la voz de su amo, sus
órdenes y muestras de cariño o enojo. Estos astados previamente eran entrenados
y ensayados para su labor desde muy corta edad acostumbrándolos al uso del
“yugo” y sumisión al hombre.
Las peleas de toros de la llamada Ciudad Blanca son únicas
en el mundo, aunque esta verdad no influye mayormente en el espíritu de quienes
se deleitan con su realización, sirven sin embargo de un gran estímulo para
cada día mejorar su programación. Nació esta fiesta de la manera más
espontánea, de los hombres laboriosos, de su campiña hermosa y otrora vasta,
fecunda, lozana. Los campesinos solían recurrir a ella para alternar sus largos
días de agotadoras faenas de labranza con horas de emoción y euforia.
La población al desplazarse en acémilas hasta los lugares
donde se realizaban las peleas de toros y deseosos de mostrar sus
potencialidades de jinetes y velocidad de sus animales, luego de las peleas
realizaban carreras de caballos entre el público asistente a estos
espectáculos, además atraía a comerciantes de comida, bebida y golosinas como
parte de la fiesta popular. Las primeras versiones sobre peleas de toros son
las de 1881; que hace noticia más por la apuesta, que por la propia pelea de
toros que lo presentaron como algo exótico y bárbaro, pero como fueron
realizadas en un lugar alejado de la campiña y cerca de un área urbana
marginal, es de suponer que años anteriores, los agricultores ya tenían por
afición hacer pelear a sus toros de yunta en las chacras, entre amigos vecinos
o familiares.
Antes de hacer alguna pelea para un público que no era del
círculo rural y en especial para que la prensa se fijara en este tipo de
diversión “loncca”, tuvieron que pasar algunos años. Existía la idea popular, que
el cruce de un toro de lidia y una vaca criolla, aseguraba la presencia de un
buen toro de pelea. Creemos que los toros de pelea fueron escogidos de las
yuntas aradoras por ser de mayor envergadura (por su trabajo físico) y por
estar mejor alimentados; eran animales “amaestrados” que habían establecido una
relación de obediencia y sometimiento de sus dueños, que al recibir órdenes
directas de éstos, actuaban poniendo empeño durante la pelea, además no todos
los toros de yunta eran peleadores, previamente eran observados y si eran
“belicosos” los reservaban para que midan sus “mañas” luchadoras con otro
astado de condiciones físicas similares como peso, talla, edad y apariencia
física de envergadura (cárcasa).
Cuando se trabajaba en la chacra haciendo uso del “yugo” y
el “arado”, una vez culminada la faena, se dejaba en libertad a los toros para
que puedan beber y alimentarse, mientras se hacía una merienda para los
agricultores y se daba el mantenimiento a las herramientas empleadas durante la
jornada. Ese era el momento, en que los astados entraban al momento del retozo
y se daban “cocachos”, midiendo fuerzas e insistiendo en cornear el uno al
otro, entablando frontalmente sus cuernos poniendo a prueba su “inteligencia”
de pelea y luego de algunos minutos uno de los rivales echaba a correr,
quedando el ganador en el campo de lucha.
Poco a poco se fueron haciendo parte integrante de la vida
del chacarero, quien recurrió a ellos para celebrar con toda pompa el
aniversario del distrito o de su pueblo o la fiesta del santo patrono de la
comunidad. También recurrió a sus peleas para animar fiestas populares de
beneficio, como por ejemplo para recaudar fondos destinados a la construcción
de obras comunales. El tractor desplazó a los mansos bueyes y erigió en grandes
toros como verdaderos gladiadores. Ya no trabajaban, eran mantenidos en celo y
sometidos a preparación física antes de cada contienda. Lo cierto es que esta
afición, logró socializarse en la campiña arequipeña y al no existir
referencias del lugar donde se inicia, se ha de suponer que estaría su orígen
entre los distritos de Socabaya, Paucarpata o Characato porque existía buen
número de yuntas y porque la afición a las peleas de toros se arraigó con más
profundidad en la población de estos pueblos tradicionales durante sus inicios.
Se suma a esta hipótesis el hecho de que de estos lugares provenían la mayor
cantidad de toros de pelea campeones a comienzos del siglo XX.
Esta fiesta tradicional se ha ido puliendo. Antes su
escenario era natural, los volcanes al fondo, el verdor de la campiña y los
andenes cultivados, hoy tienen coso de peleas, un trofeo que disputan llamado
Astero de Plata y una Asociación de Criadores de Toros de Pelea. Sus combates y
su fama ha trascendido suelo nacional. El programa de peleas de toros más
importante tiene lugare el 15 de Agosto de todos los años, por homenaje a la
fundación española de Arequipa, realizada ese día de 1540. El coso revienta de
aficionados y de visitantes del país y del extranjero, siendo también centro de
las festividades de la mayoría de los distritos tales como: Sabandía,
Characato, Socabaya, Yumina, Tiabaya, etc.
Con el transcurrir del tiempo los agricultores de acuerdo a
las nuevas circunstancias socio-económicas y progresos tecnológicos lograron producir
un toro de pelea en base a las razas Holstein y Brown Suiss; el primero de los
nombrados es considerado por su tamaño, peso y musculosidad, en tanto que el
Brown Suiss es bajo en talla, pero de mayor fuerza y peso, lo que le otorga
cierto poder de resistencia y aunque su cornamenta no es la mejor, los
agricultores han logrado “cruzar” genéticamente las mejores características de
estos toros con ganado vacuno de raza nacional y toros de lidia, logrando un
toro de pelea prototipo con rasgos físicos que le permita desarrollar fuerzas
considerables.
En el aspecto psicológico es un vacuno obediente a las voces
de sus criadores, puesto que es condicionado previamente, debe ser manso con
las personas, pero fiero cuando a la vista se le presenta algún otro cornúpeta.
Muchos agricultores mantienen al toro de pelea sin hacer nada productivo, tan
sólo exclusivamente para pelear y como sementales potenciales, para hacer
“raza” de su biotipología, aunque esto es medido cuidadosamente por los
criadores.
En cuanto al tiempo de duración de la pelea, existe casos en
que pueden luchar desde 2 segundos hasta 60 minutos en caso extremo. Aunque
según los entendidos una buena pelea deberá ser de unos 15 minutos, esto con el
fin de no aburrir al público y que los toros no sufran por las fuerzas
desplegadas.
Los dueños ganadores una vez concluida la pelea son
recompensados con los premios que otorgan los padrinos de la pelea, para ello
los criadores se hacen acompañar con sus toros (mansos), se acercan al estrado
oficial y se hacen retratar con fotos y filmaciones, donde generalmente a los
toros victoriosos se les hace “beber” una botella de cerveza de manera
simbólica, para saborear el triunfo junto a su propietario y familiares, y para
refrescarlo de la contienda se esparce sobre su lomo y cuerpo esta misma
bebida.
En tanto que al toro perdedor, si hizo una buena lucha, su
dueño curará sus heridas brindándole sus “engreimientos” para no bajar la
“autoestima” del animal. Lo inscribirá nuevamente para una próxima pelea, otorgándole
nuevas oportunidades de recuperarse. Los toros que han participado en una pelea
tienen un gran desgaste psicológico y físico, ingresando a un período de
depresión de unos cuantos días motivado por la adrenalina derrochada. Por ello
es que los criadores los hacen descansar un periodo d etiempo largo por lo
general un toro de pelea solo realiza entre 1 y máximo 3 peleas al año
dependiendo de sus pelea anterior.
En la actualidad, los toros de pelea cada día deben de
realizar sus ejercicios físicos consistentes en largas caminatas y trotes de
aproximadamente 5 ó 7 km. Este noble animal se “encariña” con la persona que le
ha de proporcionar cuidados, que lo cura de sus golpes, que lo alimenta ,entre
otras acciones mostrando ese grado de reconocimiento al acercarse a olfatear a
su criador, frotar lentamente su cabeza en el cuerpo de su amo (cuidando de no
hacerle daño), o sencillamente moverle la cola o lamerlo en actitud de
compenetración íntima entre el animal y el hombre.
Es todo un proceso de acondicionamiento, que permite que el
animal se sienta confiado con la persona que lo dirige en la pelea. A una
palabra puede desarrollar el máximo esfuerzo de ataque, pero también, con otra
palabra, el amo puede ordenar que el toro se aleje lo más pronto posible de su
contendor. Esto último sólo es utilizado cuando, tal vez al ser mal cotejado,
un astado en plena pelea va sufriendo constantes “castigos” de su rival y para
no ser golpeado o herido vanamente, se toma esta decisión drástica.
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