Mapa Turístico de Arequipa
martes, 3 de diciembre de 2013
Peleas de Toros, Tradicion Ancestral
Las peleas de toros en Arequipa constituyen un aspecto esencial de la personalidad folklórica de este pueblo amante del trabajo, sensible a las manifestaciones artísticas y de rebelde espíritu ante las injusticias.
En el fondo se trata de una fiesta popular que altera la monotonía de lo cotidiano y que además sirve para volcar refrenados sentimientos de identificación con el coraje. Durante la colonia y comienzos de la república el arado por tracción de vacunos, se hizo indispensable para la labor agrícola en toda la campiña de Arequipa, por tanto el arado era un instrumento muy apreciado por el antiguo agricultor, no sólo por su valor económico sino porque a través del trabajo diario, se estableció una relación (hombre-animal) muy íntima, en el sentido de que los toros fueron “humanizados” otorgándoles un nombre y una “personalidad”, el animal respondía a la voz de su amo, sus órdenes y muestras de cariño o enojo. Estos astados previamente eran entrenados y ensayados para su labor desde muy corta edad acostumbrándolos al uso del “yugo” y sumisión al hombre. Las peleas de toros de la llamada Ciudad Blanca son únicas en el mundo, aunque esta verdad no influye mayormente en el espíritu de quienes se deleitan con su realización, sirven sin embargo de un gran estímulo para cada día mejorar su programación. Nació esta fiesta de la manera más espontánea, de los hombres laboriosos, de su campiña hermosa y otrora vasta, fecunda, lozana. Los campesinos solían recurrir a ella para alternar sus largos días de agotadoras faenas de labranza con horas de emoción y euforia.
La población al desplazarse en acémilas hasta los lugares donde se realizaban las peleas de toros y deseosos de mostrar sus potencialidades de jinetes y velocidad de sus animales, luego de las peleas realizaban carreras de caballos entre el público asistente a estos espectáculos, además atraía a comerciantes de comida, bebida y golosinas como parte de la fiesta popular. Las primeras versiones sobre peleas de toros son las de 1881; que hace noticia más por la apuesta, que por la propia pelea de toros que lo presentaron como algo exótico y bárbaro, pero como fueron realizadas en un lugar alejado de la campiña y cerca de un área urbana marginal, es de suponer que años anteriores, los agricultores ya tenían por afición hacer pelear a sus toros de yunta en las chacras, entre amigos vecinos o familiares.
Antes de hacer alguna pelea para un público que no era del círculo rural y en especial para que la prensa se fijara en este tipo de diversión “loncca”, tuvieron que pasar algunos años. Existía la idea popular, que el cruce de un toro de lidia y una vaca criolla, aseguraba la presencia de un buen toro de pelea. Creemos que los toros de pelea fueron escogidos de las yuntas aradoras por ser de mayor envergadura (por su trabajo físico) y por estar mejor alimentados; eran animales “amaestrados” que habían establecido una relación de obediencia y sometimiento de sus dueños, que al recibir órdenes directas de éstos, actuaban poniendo empeño durante la pelea, además no todos los toros de yunta eran peleadores, previamente eran observados y si eran “belicosos” los reservaban para que midan sus “mañas” luchadoras con otro astado de condiciones físicas similares como peso, talla, edad y apariencia física de envergadura (cárcasa).
Cuando se trabajaba en la chacra haciendo uso del “yugo” y el “arado”, una vez culminada la faena, se dejaba en libertad a los toros para que puedan beber y alimentarse, mientras se hacía una merienda para los agricultores y se daba el mantenimiento a las herramientas empleadas durante la jornada. Ese era el momento, en que los astados entraban al momento del retozo y se daban “cocachos”, midiendo fuerzas e insistiendo en cornear el uno al otro, entablando frontalmente sus cuernos poniendo a prueba su “inteligencia” de pelea y luego de algunos minutos uno de los rivales echaba a correr, quedando el ganador en el campo de lucha.
Poco a poco se fueron haciendo parte integrante de la vida del chacarero, quien recurrió a ellos para celebrar con toda pompa el aniversario del distrito o de su pueblo o la fiesta del santo patrono de la comunidad. También recurrió a sus peleas para animar fiestas populares de beneficio, como por ejemplo para recaudar fondos destinados a la construcción de obras comunales. El tractor desplazó a los mansos bueyes y erigió en grandes toros como verdaderos gladiadores. Ya no trabajaban, eran mantenidos en celo y sometidos a preparación física antes de cada contienda. Lo cierto es que esta afición, logró socializarse en la campiña arequipeña y al no existir referencias del lugar donde se inicia, se ha de suponer que estaría su orígen entre los distritos de Socabaya, Paucarpata o Characato porque existía buen número de yuntas y porque la afición a las peleas de toros se arraigó con más profundidad en la población de estos pueblos tradicionales durante sus inicios. Se suma a esta hipótesis el hecho de que de estos lugares provenían la mayor cantidad de toros de pelea campeones a comienzos del siglo XX.
Esta fiesta tradicional se ha ido puliendo. Antes su escenario era natural, los volcanes al fondo, el verdor de la campiña y los andenes cultivados, hoy tienen coso de peleas, un trofeo que disputan llamado Astero de Plata y una Asociación de Criadores de Toros de Pelea. Sus combates y su fama ha trascendido suelo nacional. El programa de peleas de toros más importante tiene lugare el 15 de Agosto de todos los años, por homenaje a la fundación española de Arequipa, realizada ese día de 1540. El coso revienta de aficionados y de visitantes del país y del extranjero, siendo también centro de las festividades de la mayoría de los distritos tales como: Sabandía, Characato, Socabaya, Yumina, Tiabaya, etc.
Con el transcurrir del tiempo los agricultores de acuerdo a las nuevas circunstancias socio-económicas y progresos tecnológicos lograron producir un toro de pelea en base a las razas Holstein y Brown Suiss; el primero de los nombrados es considerado por su tamaño, peso y musculosidad, en tanto que el Brown Suiss es bajo en talla, pero de mayor fuerza y peso, lo que le otorga cierto poder de resistencia y aunque su cornamenta no es la mejor, los agricultores han logrado “cruzar” genéticamente las mejores características de estos toros con ganado vacuno de raza nacional y toros de lidia, logrando un toro de pelea prototipo con rasgos físicos que le permita desarrollar fuerzas considerables.
En el aspecto psicológico es un vacuno obediente a las voces de sus criadores, puesto que es condicionado previamente, debe ser manso con las personas, pero fiero cuando a la vista se le presenta algún otro cornúpeta. Muchos agricultores mantienen al toro de pelea sin hacer nada productivo, tan sólo exclusivamente para pelear y como sementales potenciales, para hacer “raza” de su biotipología, aunque esto es medido cuidadosamente por los criadores.
En cuanto al tiempo de duración de la pelea, existe casos en que pueden luchar desde 2 segundos hasta 60 minutos en caso extremo. Aunque según los entendidos una buena pelea deberá ser de unos 15 minutos, esto con el fin de no aburrir al público y que los toros no sufran por las fuerzas desplegadas.
Los dueños ganadores una vez concluida la pelea son recompensados con los premios que otorgan los padrinos de la pelea, para ello los criadores se hacen acompañar con sus toros (mansos), se acercan al estrado oficial y se hacen retratar con fotos y filmaciones, donde generalmente a los toros victoriosos se les hace “beber” una botella de cerveza de manera simbólica, para saborear el triunfo junto a su propietario y familiares, y para refrescarlo de la contienda se esparce sobre su lomo y cuerpo esta misma bebida.
En tanto que al toro perdedor, si hizo una buena lucha, su dueño curará sus heridas brindándole sus “engreimientos” para no bajar la “autoestima” del animal. Lo inscribirá nuevamente para una próxima pelea, otorgándole nuevas oportunidades de recuperarse. Los toros que han participado en una pelea tienen un gran desgaste psicológico y físico, ingresando a un período de depresión de unos cuantos días motivado por la adrenalina derrochada. Por ello es que los criadores los hacen descansar un periodo d etiempo largo por lo general un toro de pelea solo realiza entre 1 y máximo 3 peleas al año dependiendo de sus pelea anterior.
En la actualidad, los toros de pelea cada día deben de realizar sus ejercicios físicos consistentes en largas caminatas y trotes de aproximadamente 5 ó 7 km. Este noble animal se “encariña” con la persona que le ha de proporcionar cuidados, que lo cura de sus golpes, que lo alimenta ,entre otras acciones mostrando ese grado de reconocimiento al acercarse a olfatear a su criador, frotar lentamente su cabeza en el cuerpo de su amo (cuidando de no hacerle daño), o sencillamente moverle la cola o lamerlo en actitud de compenetración íntima entre el animal y el hombre.
Es todo un proceso de acondicionamiento, que permite que el animal se sienta confiado con la persona que lo dirige en la pelea. A una palabra puede desarrollar el máximo esfuerzo de ataque, pero también, con otra palabra, el amo puede ordenar que el toro se aleje lo más pronto posible de su contendor. Esto último sólo es utilizado cuando, tal vez al ser mal cotejado, un astado en plena pelea va sufriendo constantes “castigos” de su rival y para no ser golpeado o herido vanamente, se toma esta decisión drástica.
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